El Amparo
Gustavo Ferreyra
Los entresijos de la mente humana, metafóricamente, podrían asemejarse al sistema de corredores, ambientes, escalafones, pero sobre todo entredichos, que pueden convivir dentro de la casa de un “señor distinguido”. Adolfo, protagonista del EL AMPARO, es parte del servicio de una casa amplísima de estas características y muy orgulloso de ocupar un puesto tan estrafalario, pero a todas vistas sencillo de ejecutar: es el receptor de carozos mientras el señor de la casa almuerza, cena o recibe algún invitado al que quiere agasajar. Para ello, solo le es necesario arrodillarse, aprovechar los dones de haber nacido con una boca grande como la de cualquier batracio y mantenerse firme, en su posición, especialmente tieso y concentrado, mandíbula tensa, pero a la vez relajada, logrando así la tensión adecuada y permanecer, siempre que el señor así lo disponga, sea por capricho o necesidad, en esta postura supina, tan cercana a la plegaria como a la de quien visita a un dentista, todo el tiempo que así se lo requiera.
A pesar de lo degradante de su posición, Adolfo no solo se siente conforme con el lugar que ocupa, sino que se considera especial, privilegiado frente a sus compañeros de servicio y a gusto mientras ejecuta su tarea. Cuando la posibilidad de ser reemplazado toma cada vez más fuerza, Adolfo entra en crisis, y lo que ya era una personalidad insegura e inestable, ahora, necesitará desplegar mecanismos defensivos aún más vigorosos, acentuando su inestabilidad emocional y afianzando su inseguridad psicológica.
Él, que se considera como un hombre de “cavilaciones hondas” y posiblemente se auto perciba como un pensador de fuste, no es más que un hombre de voluntad voluble, en suma, un neurótico convencido, aunque de una neurosis intensa, rica, por ende profusa, naturalmente monotemática, con la capacidad de llegar a observar matices insospechados y percibir advertencias invisibles. Al fin de cuentas, podríamos considerar a Adolfo como un artista de la neurosis y El Amparo como la historia de una neurosis desbocada.